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¿Has oído hablar de la desinflación en los medios de comunicación pero no sabes qué significa? Sigue leyendo y descubre con Raisin su definición, así como sus causas y consecuencias, y los términos financieros con los que se suele confundir.
La desinflación es la disminución del crecimiento de los precios de forma sostenida y gradual, o en otras palabras, es cuando se reduce el ritmo al que aumentan los precios de los bienes o servicios. Por tanto, con la desinflación se reduce la inflación (que es el aumento sostenido de los precios).
Sin embargo, esa moderación o contención de la subida de los precios mantiene los valores positivos. Esto último indica la diferencia entre deflación y desinflación. Con la primera, la inflación muestra tasas negativas, mientras que con la segunda, la tasa de inflación, aunque se reduce, sigue en valores positivos.
Hay varias causas que pueden hacer que haya desinflación en una economía:
Políticas monetarias restrictivas: la desinflación puede darse cuando un gobierno decide aplicar políticas monetarias para frenar la subida generalizada de los precios, por ejemplo, subir los tipos de interés.
Caída de la demanda: si baja la demanda de bienes y servicios, los precios pueden bajar de forma gradual. Esta caída de la demanda puede tener detrás varios motivos: una crisis económica, un cisne negro, el desempleo, etc.
Reducción de los costes de producción: cuando los costes para producir bienes bajan, pueden bajar los precios de venta. Por otro lado, puede haber varios factores que motiven esa bajada de los precios de producción, como una mejora en la eficiencia de la producción.
A continuación puedes ver las consecuencias principales de la desinflación, que pueden ser tanto positivas como negativas para la economía de un país:
Aumento de la capacidad de ahorro: cuando los precios de los bienes y servicios bajan, las personas pueden comprar lo mismo por menos. Consecuentemente, aumentan su poder adquisitivo y capacidad de ahorro, y pueden destinar ese ahorro a productos bancarios como depósitos a plazo fijo y cuentas de ahorro con los que obtener intereses.
Estabilidad de los precios: al frenar la inflación, los precios se estabilizan y también se reduce la incertidumbre por los precios futuros.
Posible riesgo de deflación: si la moderación de la inflación no se controla de forma adecuada, la desinflación puede convertirse en deflación, o lo que es lo mismo, una caída generalizada y prolongada de los precios.
Disminución de la demanda agregada: una bajada moderada de los precios puede hacer que los consumidores decidan no comprar bienes o servicios por si los precios bajan más.
Un ejemplo de desinflación lo podemos ver en 2024, después de meses con una subida generalizada de los precios de bienes y servicios, el Banco Central Europeo decidió bajar los tipos de interés, esto es, reducir el precio del dinero. Cuando bajan los tipos de interés, la inflación sube, por lo que se frena la desinflación.
Asimismo, cuando una empresa mejora su productividad y abarata sus costes de producción, puede decidir reducir los precios de sus productos con el objetivo de captar nuevos clientes. Bajar los precios, sobre todo si se da en varias empresas, podría dar lugar a una desinflación en la economía de un país.