21.06.2018 | 4 minutos de lectura | Imprimir artículo

Radiografía de una cuenta de ahorro | Raisin

Las cuentas de ahorro son unos productos bastante populares entre los ahorradores, pues suponen un medio para poder sacar una rentabilidad de tus ahorros sin perder la disponibilidad de poder usar el dinero puesto en ellas en cualquier momento, con algunas limitaciones. En cierto modo es como tener una hucha en el banco que te está generando unos pequeños intereses que se te añaden automáticamente a tu cuenta.

Todos los ahorradores están en búsqueda de las mejores cuentas de ahorro, pero poco a poco las entidades bancarias eliminan los mejores productos o limitan las condiciones. Si queremos buscar nuevas oportunidades, ¿qué es importante considerar a la hora de seleccionar una cuenta de ahorro?

Rentabilidad y riesgo

Las cuentas de ahorro son productos de muy bajo riesgo y de gran seguridad. Pues al igual que sucede con los depósitos a plazo fijo, por ellos no solo responde la propia entidad, sino además el Fondo de Garantía de Depósitos que asegura hasta 100.000€ por depositante y banco. La rentabilidad que dan es bastante baja y está pensada para que el cliente la note una vez haya transcurrido bastante tiempo desde que puso su dinero en la cuenta de ahorro, o bien, haya hecho unos ingresos significativos. Por lo general, esta rentabilidad suele ser inferior a la que te conceden los depósitos a plazo fijo. Además, las cuentas de ahorro a diferencia de los depósitos a plazo no cuentan con un límite de tiempo que luego se puede renovar, este es indefinido.

Liquidez y disponibilidad del dinero invertido

El que las cuentas de ahorro no tengan un límite de tiempo fijo ni mucho menos supone una pega, pues lo habitual en este tipo de productos es que se garantice la plena disponibilidad del capital invertido sin penalización alguna. Gracias a esta disponibilidad, en cuanto a liquidez, se ubican entre los depósitos a la vista (cuentas corrientes) y los depósitos a plazo. Ya que tienen la misma disponibilidad que una cuenta corriente, pero no permiten a través de ella hacer operaciones de caja, como pago por transferencias, cobros de cheques, domiciliación de nóminas y recibos, asociar tarjetas, sacar dinero en cajeros, etcétera.

Vinculaciones y comisiones

Respecto a la vinculación y las comisiones, lo más habitual es que las cuentas de ahorro no tengan ni lo uno ni lo otro. Si nuestro banco no ofrece una cuenta de ahorro interesante, en alguna ocasión abrir una cuenta de ahorro implicará abrir una nueva cuenta bancaria en otra entidad. Los intereses de la cuenta tenderán a ser más altos para productos combinados o para importes limitados, pero también existen cuentas de ahorro con intereses considerables sin condiciones adicionales. Existen oportunidades puntuales como depósitos a corto plazo competitivos que pueden solventar el inconveniente del tiempo.

Las comisiones no suelen aparecer, pues quien contrata este tipo de productos lo hace pensando en ahorrar y obtener un pequeño beneficios de sus ahorros, con disponibilidad inmediata. Obviamente eso no es compatible con comisiones que te detraigan dinero de la cuenta, y si las hay deben de verse compensadas por la rentabilidad que dé la cuenta de ahorros. Y en cuanto a la vinculación al ser productos que lo que se trata de potenciar en ellos su simplicidad como forma de atractivo no suelen requerir vinculación en la mayoría de casos, y si lo hacen una vez más deben compensar ese menor atractivo con unos tipos de interés remunerados más altos que su competencia.

Las cuentas de ahorro y los depósitos a plazo fijo pueden parecer a priori productos que compitan entre sí para atraer el ahorro más conservador. Sin embargo, esto no tiene porque ser así. Un ahorrador puede invertir un parte de su dinero en una cuenta de ahorro y otra parte que considere que no va a tener que disponer de ella en un depósito a plazo fijo como los que te ofrece Raisin.