04.01.2021 | 5 minutos de lectura | Imprimir artículo

Así podría ser la nueva economía en un mundo post pandemia

La pandemia de coronavirus va a afectar de forma importante a la forma que tenemos de relacionarnos y a algunas de las instituciones que teníamos más asentadas. De esto, no hay duda. Es por ello que, en el artículo de hoy, hablamos de cómo podría ser la nueva economía en un mundo post pandemia.

Más teletrabajo

Uno de los primeros cambios que veremos (y que ya estamos empezando a ver, de hecho) es el de acrecentarse el teletrabajo. Cada vez más personas trabajarán desde su hogar y limitarán la asistencia a la oficina a ocasiones puntuales o cuando sea estrictamente necesario.

Esta es una tendencia que se venía viendo desde hace tiempo y que, con la crisis de la Covid-19, se ha acelerado enormemente. Y que se haya acelerado, lógicamente, tiene ventajas y desventajas.

Las ventajas es que conseguiremos los beneficios asociados antes de lo previsto. Esto es, una proliferación de herramientas y sistemas para trabajo remoto, menor gasto innecesario en transporte y todos los costes asociados (seguros, accidentes, etc), mayor tiempo libre y, por tanto, previsiblemente, mayor ocio, etc.

Las desventajas son, especialmente, que no hemos tenido tiempo de adaptarnos y ni las empresas ni las administraciones han establecido marcos donde el teletrabajo sea eficaz y eficiente. Por suerte, estas desventajas tenderán a desaparecer en el medio plazo.

¿Redistribución poblacional? Es posible

De lo anterior se sigue que es probable que haya un aumento de la redistribución poblacional a lo largo del territorio. Actualmente, la mayoría de la población tiende a concentrarse en las ciudades en un alto porcentaje. Esto no dejará de ser así, pero es posible que el porcentaje sobre el total baje.

Las ciudades siempre han atraído a la gente, porque tienen un efecto red evidente y permiten una mayor cantidad de oportunidades. Sin embargo, no todo el mundo estaba en la ciudad porque le gustase, sino porque era donde estaban los puestos de trabajo.

Puesto que, tras la crisis de la Covid-19, podremos trabajar remotamente, es razonable pensar que una parte de estas personas decidan trasladarse a otros entornos menos poblados, donde está demostrado que se gana una mayor salud mental y física.

Además, cuando el teletrabajo esté completamente desarrollado (cosa que, insistimos, ahora está mucho más cerca que hace apenas un año), es probable que las empresas ni siquiera requieran de entrevistas físicas, por lo que la emigración puede reducirse.

Por todo ello, consideramos que es probable que haya una redistribución poblacional a lo largo del territorio, con todo lo que ello implica en materia económica (en relación a los precios de la vivienda, especialmente, pero también en el resto de los precios).

Más salud pública preventiva

Otra consecuencia probable de la crisis de la Covid-19 es que haya un mayor grado de salud pública preventiva. Todo lo que estamos experimentando con las mascarillas, los tests de antígenos y el distanciamiento social son hábitos positivos para cualquier enfermedad contagiosa, no sólo frente a la Covid-19.

Es por ello que, ahora que ya nos hemos acostumbrado a este tipo de medidas, es probable que las autoridades planteen medidas similares en las temporadas de gripe. Con ello, se reducirá el coste en hospitalizaciones, que, recordemos, tiene un coste que va más allá del simple gasto en el presupuesto público.

China reforzada

Otra consecuencia más que previsible es que China salga reforzada de esta situación. China supo contener a tiempo la pandemia y eso hizo que su shock económico fuese mucho más reducido.

Es cierto que no le ha servido para enriquecerse en términos absolutos, pero sí ha sucedido que los demás países se han empobrecido. Por tanto, China ha acabado siendo más rica en términos relativos.

Las consecuencias de que China salga reforzada pueden ser, en buena medida, imprevisibles. Pero hay algunas claras: es probable que percibamos un importante auge en la economía asiática, puesto que China es la líder de la región y ahora tendrá más fuerza.

Y con mis ahorros… ¿Qué haré?

Pese a que lo anterior que hemos comentado es, en buena medida, positivo, lo cierto es que implica una gran cantidad de incertidumbre. Es por ello que deberemos ser especialmente cautos a la hora de asignar nuestro capital a los distintos vehículos de inversión a nuestro alcance.

En este sentido, los depósitos a plazo pueden ser una buena opción, ya que tendremos nuestro dinero garantizado y no tendremos que renunciar a una buena rentabilidad. Recuerda que en Raisin somos expertos en ofrecerte depósitos bancarios europeos con buenas rentabilidades.

Como puedes ver, probablemente, la nueva economía post pandemia será una economía mucho más basada en internet, con menos utilización del dinero en efectivo y una mayor cantidad de medidas de salud pública de carácter preventivo. Pero, por supuesto, tendremos que esperar al futuro para comprobar si, efectivamente, es así.