24.02.2021 | 5 minutos de lectura | Imprimir artículo

El dinero «debajo del colchón” te está saliendo caro

A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, la mayor parte del salario que recibían nuestros abuelos se abonaba en billetes y monedas. Esta forma de percepción de su renta tenía un riesgo importante de robo, así que la mayoría de ellos optaban por esconder el dinero debajo del colchón de su cama. De ahí surgió la expresión “el dinero debajo del colchón”, que hacía referencia al dinero que se ahorra en efectivo, sin que este devengue ningún tipo de rentabilidad.

Lejos de que esta situación haya cambiado, lo cierto es que continúa siendo demasiado habitual. La última Encuesta de Competencias Financieras, elaborada por el Banco de España, ha puesto de manifiesto que esta forma de ahorrar continúa siendo demasiado generalizada, ya que el 38% de los españoles guarda su dinero en casa en lugar de en el banco.

Y aunque normalmente nuestros antepasados solían tener ideas muy sabias, lo cierto es que el dinero debajo del colchón les salió caro, y a ti también. El motivo no es otro que la inflación, que reduce el poder adquisitivo del dinero y hace que el ahorro te acabe saliendo muy caro.

 

¿Por qué la inflación perjudica a los ahorradores?

La inflación tiene un impacto directo y nocivo sobre el ahorro. Los ahorradores inmovilizan una parte de su dinero con el objetivo de prevenir el futuro y, si es posible, obtener una rentabilidad. Sin embargo, cuando tienen que recurrir a él, su valor se ha visto reducido en concordancia con el aumento general de precios de la economía.

Aunque a corto plazo, este efecto es imperceptible, a medio y largo plazo la inflación tiene un impacto devastador sobre nuestros ahorros. El motivo es que, al igual que ocurre con la inversión, se aplica un porcentaje compuesto. Dicho de otro modo, a varios años, la inflación aumenta de manera exponencial, y no lineal como generalmente se cree.

Por ejemplo, imaginemos que un país sufre una inflación del 2% constante durante 20 años. Durante ese plazo, la inflación acumulada no es del 40%, sino del 48,50%. El impacto es significativamente mayor cuanto mayor sea el periodo de tiempo que transcurra desde que se comienza a ahorrar hasta que se hace uso de ese dinero.

En los últimos 20 años, el dinero ha perdido un 34% de su valor, lo que equivaldría a una inversión ruinosa, con una rentabilidad anualizada del -1,47%. Es decir, ya de entrada, y sin hacer nada con el dinero, lo que supuestamente es la decisión más segura, ya estamos perdiendo mucho dinero.

La covid-19 y los bajos tipos de interés acentúan el problema

La pandemia de la covid-19 ha incrementado el ahorro de los españoles por motivo precaución, ante la incertidumbre laboral provocada por la pandemia. A ello se le unen los bajos tipos de interés que rigen el mercado en la actualidad, que han acentuado este problema ante la imposibilidad de encontrar productos de inversión seguros y que al mismo tiempo garanticen la preservación del capital.

Según datos del Banco de España, el saldo de depósitos a la vista aumentó casi un 13% en todo 2020, mientras que el capital en depósitos a plazo fijo se ha reducido en un 16% en el mismo periodo de tiempo. Esto significa que cada vez son más los ahorradores que deciden mantener sus saldos de tesorería en efectivo, sin ningún tipo de rentabilidad.

Un estudio realizado por Raisin incide en la misma idea, al afirmar que los españoles somos los ciudadanos que más dinero tiramos por la ventana de toda Europa, con el 32% de nuestros ahorros en cuentas sin apenas rentabilidad.

¿Hay alternativas para mitigar el impacto de la inflación?

La crisis sanitaria actual ha hecho que entremos en terreno deflacionario, una situación que ya se ha repetido en otras ocasiones y que beneficia a los ahorradores. Según el INE, el IPC de 2020 fue del -0,5%, y se prevé que los precios sigan bajando mientras dure la pandemia. Sin embargo, es de esperar que esta situación no dure demasiado tiempo, habida cuenta de los esfuerzos de los bancos centrales por generar una cierta inflación.

Cuando esto ocurra, y ante una situación como la actual, caracterizada por bajos tipos de interés, la creencia generalizada es que la única alternativa para obtener algo de rentabilidad es contemplar un cierto riesgo, algo que no todos los ahorradores están dispuestos a asumir. Sin embargo, la apertura de la infraestructura bancaria y la posibilidad de abrir una cuenta en cualquier país de la Unión Europea ha cambiado esta percepción.

Una de las opciones a valorar son los depósitos a plazo fijo que ofrecen algunos bancos europeos, cuya contratación resulta ahora muy sencilla a través de plataformas como Raisin.

Esta posibilidad permite a los ahorradores depositar sus fondos en más de 29 bancos colaboradores de toda Europa, pudiendo obtener una rentabilidad superior al 1% TAE en depósitos con un plazo superior al año. Desde luego, un porcentaje bastante superior al de la inflación actual.