Los planes de pensiones de empleo: Guía Raisin

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El contexto actual de pérdida de cotizantes en el sistema laboral español nos aboca a una reducción de las pensiones públicas de jubilación en las próximas décadas. Por este motivo, el Gobierno está impulsando productos de ahorro para complementar las pensiones públicas, especialmente los planes de pensiones de empleo.

En pocas palabras
  • Los planes de pensiones de empleo son instrumentos de ahorro creados y ofrecidos por empresas a sus trabajadores, en los que tanto la misma compañía, como los empleados pueden hacer aportaciones.
  • El principal propósito es estimular el ahorro entre los trabajadores con la idea de que puedan en un futuro complementar sus menguantes pensiones públicas.
  • Una manera de hacer estos planes de empleo atractivos es mediante los beneficios fiscales ofrecidos por los gobiernos, con los cuales podemos reducir el pago de impuestos actual a través de desgravaciones en el IRPF.
  • El control de un plan de pensiones de empleo no está supeditado directamente por la empresa, sino que la toma de decisiones está compartida con los trabajadores. Estos, junto con la empresa, pueden determinar cuestiones como la política de inversión, las reglas generales y quién se encarga de la compra-venta de activos.

¿Qué es un plan de pensiones de empleo?

Los planes de pensiones son un instrumento de ahorro diseñado para ahorrar ingresos actuales para el momento en el que no podamos generarlos, en la mayoría de los casos, tras la jubilación.

Existen diferentes tipos de planes de pensiones dependiendo del criterio de clasificación que utilicemos. Si nos fijamos en quién crea y oferta los planes de pensiones, es decir, en el promotor, encontramos tres clases diferentes:

  • Planes de pensiones individuales: los promotores son entidades financieras o similares.
  • Planes de pensiones de empleo: los promotores son sociedades mercantiles.
  • Planes de pensiones asociados: los promotores son organizaciones como sindicatos, colegios profesionales o gremios.

En este artículo nos centraremos en los planes de pensiones de empleo, instrumentos de ahorro a largo plazo. Del mismo modo, las empresas adscritas a un plan de empleo, conocidas como promotores, pueden ofrecerlos a sus empleados, conocidos como partícipes. Las compañías también tienen la opción de hacer aportaciones a los planes de los trabajadores suscritos al plan de pensiones de empleo.

Así pues, las aportaciones hechas al plan de cada empleado irán acumulándose y produciendo intereses hasta el momento en el que el partícipe (el trabajador) pueda rescatar todo el capital amasado, lo cual generalmente se producirá en el momento de la jubilación.

Por otro lado, cabe mencionar que aunque este tipo de planes de pensiones llevan en marcha desde 1987, no han conseguido atraer a muchas empresas ni contribuyentes. De hecho, los planes de pensiones individuales han sido productos de ahorro mucho más populares.

Esta situación está empezando a cambiar gracias al impulso que le está dando el Gobierno a los planes de pensiones de empleo mediante, por ejemplo, la mejora de las ventajas fiscales, tanto para partícipes como para empresas, en detrimento de los planes de pensiones individuales, que detallaremos más adelante.

Adicionalmente, los planes de empleo tienen otro beneficio sobre los planes individuales, se trata de las bajas comisiones. Y es que, al no tener que destinar parte de los ingresos a publicidad ni a la obtención de un beneficio, como los bancos, los planes de pensiones de empleo cobran comisiones muy bajas en comparación con los planes de pensiones individuales.

Otra de las características que hacen atractivos a los planes de empleo, incluso para las empresas, son la posibilidad de unirse a un plan de empleo de promoción conjunta. Este sistema permite a varias compañías de pequeño o mediano tamaño, que vean difícil poner en marcha un plan de pensiones de empleo, hacerlo de manera agrupada.

Por todos estos motivos, los planes de empleo tienen visos de convertirse en uno de los productos más utilizados en el futuro para complementar las pensiones públicas de jubilación, que probablemente se verán reducidas en el futuro. Es por ello, que conviene conocerlos a fondo y contar con ellos para asegurarnos un nivel de vida digno tras la jubilación.

¿Cómo funcionan los planes de pensiones de empleo?

Los planes de pensiones de empleo, aunque sean creados por las empresas, no son directamente gestionadas por ellas. En su lugar, se forma una comisión de control compuesta tanto por la empresa como por los trabajadores y los beneficiarios. 

Esta comisión decidirá, entre otras cosas, sobre la entidad gestora que administrará el capital del plan de empleo, la política de inversiones y las reglas generales, entre otros.

Asimismo, un plan de pensiones de empleo se sienta sobre unas bases legales que establecen unos principios que se deben cumplir:

  • Los trabajadores con una antigüedad mayor a dos años, o un periodo menor, si así lo acuerdan las partes involucradas, pueden formar parte del plan de pensiones de empleo.
  • Las aportaciones por parte de la empresa no tienen por qué ser iguales para todos los trabajadores.
  • Las cantidades aportadas por parte de la empresa a los planes de pensiones de empleo no pueden ser recuperadas por la misma.
  • Los planes de empleo se deben adherir a un fondo de pensiones que gestione su patrimonio.
  • Los beneficiarios pueden rescatar y disponer de las aportaciones si se dan unos supuestos marcados por ley, los cuales desgranamos más adelante.

Fondo de pensiones de los planes de pensiones de empleo

Uno de los principios que deben seguir los planes de empleo es estar conectados a un fondo de pensiones. En este sentido, el capital de los planes de pensiones ha de traspasarse a un fondo de pensiones. Este fondo tendrá la función de realizar inversiones en activos financieros para obtener rentabilidad para los partícipes del plan.

Asimismo, este fondo de pensiones debe de estar dirigido por una entidad gestora, elegida por la comisión de control, como ya hemos mencionado. A su vez, existe un organismo estatal, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, que depende del Ministerio de Economía, que se encarga de supervisar a la entidad gestora y sus actividades de inversión.

Por otro lado, la entidad gestora tendrá potestad para decidir sobre la compra-venta de activos, pero su política de inversión vendrá definida por la comisión de control. De este modo, las inversiones pueden variar atendiendo al riesgo y a la rentabilidad potencial que vendrán afectadas por la naturaleza de los activos que el fondo tenga en su cartera. 

Igualmente, en este artículo de Raisin sobre los fondos de pensiones, especificamos detenidamente todos los tipos disponibles.

Clases de planes de pensiones de empleo según las obligaciones

Por obligaciones entendemos a los deberes de las partes, promotores y partícipes, y cómo están definidas en lo referente a aportaciones y prestaciones. Se pueden encontrar tres tipos distintos de planes de empleo:

  • Aportación definida: se concretan las contribuciones periódicas a un plan de empleo  por parte de la empresa o por parte del trabajador. Sin embargo, las cantidades a recuperar no se especifican y vendrán dadas por la rentabilidad del fondo de pensiones y las aportaciones en el rescate.
  • Prestación definida: en este caso se define la cantidad a recuperar pero no las aportaciones.
  • Mixto: se combinan ambas modalidades y tanto las aportaciones como las prestaciones están claramente definidas.

Límite a las aportaciones a un plan de pensiones de empleo

La ley marca un límite para las aportaciones a los planes de empleo. Concretamente, las contribuciones a un plan de empleo, tanto por parte del empleador como del trabajador de manera combinada, no podrán superar los 8.500 euros.

De manera individual, a cada una de las partes les es posible aportar la mitad de este límite total, es decir, 4.500 euros anuales. Esto no es óbice para que el trabajador pueda disponer de su propio plan de pensiones individual, al cual podrá aportar hasta 1.500 euros anuales en circunstancias normales.

De este modo, las aportaciones anuales totales a los planes de pensiones de un trabajador pueden ascender hasta los 10.000 euros.

Tributación de los planes de pensiones de empleo

La fiscalidad de los planes de empleo afecta tanto a la empresa como al trabajador. Por una parte, la compañía puede deducirse las cantidades aportadas en la declaración del Impuesto de Sociedades, reduciendo así la cuota de dicho gravamen. Los límites de la deducción lo marcan el máximo de 4.250 euros anuales por trabajador que pueden aportar a cada plan de empleo de los trabajadores.

En cuanto a los partícipes, les es posible deducirse de la base imponible hasta 8.500 euros anuales del IRPF o como máximo el 30% de los rendimientos del trabajo netos. Además, se podrán sumar a la desgravación hasta 1.500 euros de los planes de pensiones. 

El efecto de estas ventajas tributarias aumenta a medida que nuestros ingresos sean mayores, ya que el IRPF es un impuesto de naturaleza progresiva. En otras palabras, cuanto mayores sean nuestros ingresos, mayor será el ahorro fiscal derivado de los planes de pensiones de empleo.

Por otro lado, estas ventajas fiscales para ambos tipos de planes de pensiones han sido alteradas recientemente para beneficiar a los planes de pensiones de empleo por encima de los planes individuales.

De hecho, las aportaciones y desgravaciones máximas de los planes individuales han pasado de los 8.000 euros anuales en el año 2020 a los 1.500 euros en 2021. Sin embargo, los planes de pensiones de empleo han visto aumentadas estas cantidades hasta los 8.500 euros anuales, en un claro intento por parte del Gobierno de potenciar este tipo de ahorro.

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Rescate de los planes de pensiones de empleo

El rescate o cobro de un plan de empleo podrá producirse en los mismos supuestos que en los planes de pensiones individuales.

Generalmente, se produce en el momento de la jubilación, que en España está estipulada en el año 2022 a la edad de 65 para los trabajadores que hayan cotizado más de 37 años y 6 meses. Para los que han cotizado menos tiempo, la edad de retiro es a los 66 años y dos meses. 

El resto de los supuestos en los que se puede empezar a recuperar el plan de pensiones de empleo está recogido por la ley y son situaciones como el fallecimiento del titular, incapacidad o enfermedad grave o desempleo de larga duración.

Otro de los asuntos relacionados con el rescate de los planes de pensiones de empleo es el modo de recuperar las aportaciones más la rentabilidad generada. En este sentido, los métodos de rescate son los mismos que en los planes de pensiones individuales.

Una de las maneras de rescate es en forma de capital, es decir, recuperar de golpe todos los fondos del plan de empleo tras la jubilación. También se puede optar por recuperar el dinero en forma de renta y hacerlo poco a poco como un complemento a la pensión pública de jubilación. Es posible igualmente combinar ambos métodos y rescatar parte en forma de renta y otra parte en forma de capital.

En cuanto a la fiscalidad del rescate de los planes de empleo, las cuantías recuperadas cada año tributarán por el IRPF como si fuesen rendimientos del trabajo, al igual que los planes individuales. Por este motivo, y para evitar pagar una de las tasas impositivas de los tramos más altos del IRPF, es conveniente optar por un rescate en forma de renta.

Por último, y ante la situación de cese laboral con una empresa en la que dispongamos de un plan de pensiones de empleo, las reglas generales delimitarán qué ocurre en ese caso. Pueden exigirnos abandonar el plan y buscar otro plan de pensiones, ya sea de empleo o individual, donde transferir los fondos acumulados. O simplemente puede permitirnos dejar las aportaciones y los intereses y cobrarlos cuando se produzca el rescate.