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Es probable que hayas escuchado esta palabra muchas veces, pero puede que no sepas en qué consiste. Sin embargo, es recomendable conocer su definición en economía porque es uno de los términos financieros más importantes. ¿Quieres saber también cuál es su objetivo y qué tipos existen? A continuación te explicamos esto y más.
Es la suma de todos los bienes durables y los recursos financieros que se usan para producir nuevos bienes y servicios.
Existen diferentes tipos y varias clasificaciones: público y privado; tangible e intangible; a corto, medio y largo plazo; humano, financiero, social, riesgo y flotante; inmobiliario y mobiliario.
Su objetivo principal es generar intereses, ofrecer una rentabilidad con los bienes y servicios que se producen. Tiene un papel fundamental en la economía de un país, ya que genera riqueza y permite que crezca.
En España, las ganancias tributan en el IRPF cuando se liquidan. Sin embargo, el gravamen puede variar según los tipos de capital.
El capital hace referencia a los bienes durables y recursos financieros que se utilizan para fabricar nuevos bienes y servicios. Así, las herramientas que utiliza una empresa para producir y el dinero invertido para comprar esas herramientas, alquilar un espacio de trabajo, etc., serían ejemplos de este término financiero.
Es uno de los cuatro factores de producción, junto al trabajo, la tierra y la tecnología. Estos cuatro factores son los recursos que se pueden usar para producir los bienes y servicios que necesitamos. Además, un mayor capital aumenta la productividad del resto de factores. Por ejemplo, al aumentar el capital de una empresa en un 20 %, esta empresa puede mejorar su productividad con más tecnología o tecnología más avanzada.
Por tanto, podemos decir que son los recursos que utiliza una empresa para producir y también las ganancias que obtiene.
El principal objetivo del capital es obtener ganancias o intereses de los bienes o servicios que se producen, además de crear valor y favorecer al crecimiento económico de un país.
Para entender mejor su objetivo, vamos a poner un ejemplo simple, el dinero, que es un recurso financiero. Cuando una persona utiliza sus ahorros como capital, lo que hace es renunciar a acceder a ellos durante un tiempo determinado. De esta forma, si decide invertir en fondos indexados, abrir un depósito a plazo fijo e invertir en criptomonedas rentables, estará utilizando su capital para obtener una rentabilidad.
Sin embargo, ten en cuenta que aunque el objetivo sea rentabilizar el capital, puede que no se consiga. Siguiendo con el ejemplo de inversión de arriba, puede que la persona no logre los intereses deseados con los fondos de inversión o que pierda dinero con las criptomonedas al ser un producto más riesgoso. Lo mismo ocurre cuando una empresa apuesta por una idea y utiliza sus bienes y recursos financieros para llevarla a cabo, puede que no obtenga ganancias y hasta que pierda dinero.
Recuerda que si quieres rentabilizar tus recursos financieros, la mejor opción es diversificar, es decir, repartirlos entre diferentes cestas para equilibrar el riesgo.
Existen diferentes tipos de capital y varias clasificaciones según los factores que se tienen en cuenta.
Público: es propiedad de un estado o de un gobierno. Por ejemplo, cualquier empresa pública o los edificios de las entidades públicas.
Privado: los propietarios son agentes privados, ya sean personas físicas o jurídicas, como la vivienda de una persona o el local comercial de una empresa.
Físico o tangible: es material, como la maquinaria agrícola o el equipamiento informático de una sociedad, las estructuras productivas, edificios, etc.
Intangible: es inmaterial, como una idea registrada mediante una patente, derechos de propiedad intelectual, marcas, imágenes, fondos de comercio, etc.
Humano: valor potencial de una persona para ofrecer rentabilidad con sus habilidades y conocimientos.
Financiero: todo el dinero que no ha utilizado una persona y que utiliza en los mercados financieros.
Social: las aportaciones que cada uno de los socios realiza a la empresa, a cambio de obtener una participación de la sociedad y un porcentaje de sus beneficios. Este, a su vez, puede ser de dos tipos: fijo o constante, cuando está fijado, como la aportación a una sociedad, que no se puede retirar (a menos que se cierre la empresa), pero sí puede aumentar si entran nuevos accionistas; y variable, el que cambia según la fluctuación o los topes fijados en el contrato, es el dinero que se utiliza para las operaciones de una empresa y puede variar según el número de accionistas.
Riesgo: en general, se trata de cualquier inversión en empresas privadas que normalmente no cotizan en bolsa.
Flotante: el porcentaje del accionariado que se encuentra en circulación y que es susceptible de ser comprado por inversores minoristas. En general, aquí se encuentra cualquier acción que cotiza en bolsa.
Inmobiliario: bienes inmuebles de una persona física o jurídica, como una vivienda o un local comercial. Por lo general, se alquilan o se destinan a la compraventa. Son bienes que no se pueden mover.
Mobiliario: bienes que se pueden trasladar de forma fácil, como el dinero en efectivo.
El capital es esencial en la economía porque genera riqueza y, por tanto, permite que un país crezca económicamente. Sin embargo, no hay una única forma de generar rentabilidad. Así, puede o no combinarse con los otros factores productivos para fabricar bienes o servicios, pero también puede invertirse de forma directa. Por ejemplo, al invertir en bolsa comprando acciones de una empresa o al invertir en divisas se invierte directamente en los mercados financieros. En estos casos, el inversor se limita a poner a disposición de una empresa sus recursos monetarios, con el objetivo de obtener beneficios.
En España, el capital tributa por los rendimientos generados. Sin embargo, es importante destacar que la tributación puede variar. En los dos ejemplos que hay a continuación puedes ver cómo la rentabilidad obtenida puede no tributar de la misma forma.
Por tanto, en el IRPF deberás incluir todos los rendimientos de la base imponible general y todos los rendimientos de la base imponible del ahorro. Ten en cuenta que solo tributan cuando se liquidan.