¿Cómo preparar mi cartera de inversiones para la actualidad?

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La cartera de inversión es una combinación de activos financieros en los que una persona invierte. Puede estar formada por instrumentos de renta fija y de renta variable, con activos en diferentes áreas geográficas y de diferentes sectores e incluso con productos e instrumentos diferentes.

Sin embargo, a pesar de que la teoría es sencilla, lo difícil es crear una cartera de inversiones que sea robusta ante crisis económicas y situaciones de incertidumbre como la actual

Cómo crear una buena cartera de inversión

La configuración de la cartera de inversión consiste en seleccionar aquellos activos que mejor se ajusten al perfil de riesgo del inversor. Pero antes de eso, es importante hacer un análisis previo, siguiendo algunas pautas y teniendo en cuenta algunos aspectos clave.

Establecer los objetivos financieros

El primer paso es decidir para qué vamos a invertir, es decir, cuáles son nuestros objetivos financieros: para comprar una casa, para la boda de uno de nuestros hijos, para gozar de mayor tranquilidad o incluso para alcanzar la libertad financiera. Dependiendo del objetivo o los objetivos, el horizonte temporal será bastante diferente.

Definir el perfil inversor

Una vez sepamos el objetivo de la inversión, es importante conocer el perfil de inversión. Lo más importante es conocer nuestra tolerancia al riesgo para determinar el porcentaje de renta fija y renta variable que formará parte de la cartera. Esta decisión depende de muchos factores, como la edad o las circunstancias personales de cada persona.

Elegir los activos y productos que formarán parte de la cartera

El siguiente paso es elegir los activos que mejor se adecúen al perfil de inversión y los productos a través de los que se articulará. Por ejemplo, los inversores con una mayor aversión al riesgo pueden apostar por depósitos a plazo fijo o deuda pública, ya sea adquiriéndola directamente o a través de fondos de inversión.

Los inversores agresivos son más propensos a invertir en bolsa comprando y vendiendo acciones, ETF, fondos de inversión o incluso apostando por instrumentos derivados. Si el objetivo de la inversión es la jubilación, se puede invertir además a través de planes de pensiones.

En este punto, es importante considerar todos los aspectos de cada instrumento, pues de ello dependerá la rentabilidad obtenida, el horizonte temporal, los costes e incluso la estrategia de inversión.

Diversificar

No es suficiente con seleccionar activos por separado; es igualmente importante saber cómo se comportan en conjunto. Aquí es donde entra en juego un concepto tan importante como la diversificación. Se trata de seleccionar la proporción entre renta fija y renta variable que mejor se ajuste a las necesidades inversoras, además de hacerlo tanto a nivel geográfico como sectorial.

Es importante que los activos estén lo suficientemente descorrelacionados entre sí para que las caídas en la cotización en unos de ellos tengan el menor impacto posible sobre la cartera en su conjunto. En muchos casos, esto se consigue introduciendo una parte de renta fija y renta variable en la cartera, que suelen tener comportamientos contrapuestos.

Cartera de inversión y crisis financieras

Las crisis económicas suelen poner a prueba la robustez de las carteras de inversión. Lo vimos con las caídas de los meses de febrero y marzo de 2020, cuando la covid-19 provocó un importante desplome de los mercados mundiales. Pocas carteras consiguieron resistir el embiste, y lo más importante en estas circunstancias era evitar que los sesgos psicológicos pudiesen afectar a esta cartera.

En cualquier caso, los expertos recomiendan evitar en la medida de lo posible los sectores que más expuestos estén a crisis financieras de este tipo, especialmente la banca o las agencias de turismo y, por supuesto, aquellos índices con una elevada exposición a estos sectores. Por supuesto, en épocas de incertidumbre, materiales preciosos como el oro ganan mucho protagonismo, gracias a su papel como activo refugio ante crisis económicas.

La política expansiva de los bancos centrales tampoco ayudan a reducir los precios de los bonos y, en general, de la renta fija. No obstante, existen algunas alternativas que podrían preservar el poder adquisitivo del dinero, como los depósitos a plazo fijo de algunas entidades europeas (que además están asegurados por el Fondo de Garantía de Depósitos de cada país) o los bonos ligados a la inflación.

Mantener la estrategia a largo plazo

Aunque la configuración de la cartera de inversiones es importante, no hay nada más efectivo que el largo plazo. Cuanto mayor sea el horizonte temporal de la inversión, mejores serán los resultados de la cartera.

Por eso, los expertos recomiendan apostar por una estrategia que esté lo suficientemente diversificada, de bajos costes y mantenerla a largo plazo, sin movimientos bruscos provocados por el ruido del mercado. En estas circunstancias, incluso la renta variable proporciona buenos resultados, que servirán para preservar el capital a largo plazo.