¿Qué es una cartera de inversión y cómo crearla?

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¿Sabes qué es una cartera de inversión? Si la respuesta es afirmativa, puede que estés pensando en crear una. Sin embargo, crear una cartera de valores no siempre es fácil. Por eso, en Raisin hemos preparado esta guía para que conozcas los diferentes tipos que existen, qué debes valorar al elegir los activos financieros y por qué debes tener una. ¡Sigue leyendo!

En pocas palabras
  • Es el conjunto de activos, de renta fija o de renta variable, con el que un inversor o sociedad inversora busca obtener una rentabilidad. La composición de la cartera dependerá de los objetivos de inversión y del perfil del inversor.
  • Existen varios tipos de cartera de valores. Según el riesgo: conservadora, moderada y agresiva; según la estrategia de inversión: de crecimiento, de ingresos pasivos y de activos infravalorados.
  • Para crear una cartera de inversión, es importante que consideres el ahorro real del que dispones, la liquidez que buscas, el plazo de vencimiento de los instrumentos y los gastos e impuestos que habrá que pagar.
  • Para equilibrar el riesgo total de tu inversión, diversifica la cartera de valores. Elige activos de renta fija y de renta variable y, si puedes, de diferentes industrias y áreas geográficas.

¿Qué es una cartera de valores?

Una cartera de valores, o cartera de inversión, es un conjunto de activos financieros que un inversor o sociedad inversora tiene con el objetivo de generar una rentabilidad. Puede tener cualquier tipo de activo financiero, aunque se deben elegir cuidadosamente según las metas de inversión y el perfil del inversor.

Los activos financieros que componen una cartera de inversión pueden dividirse en dos grupos. Por un lado, los de renta variable no tienen una rentabilidad concreta, es decir, la ganancia es la diferencia entre el valor de compra y el de venta. Algunos ejemplos de este tipo de activos son las acciones de una empresa, los fondos de inversión o las divisas.

Por otro lado, la renta fija sí ofrece al inversor una rentabilidad conocida de antemano. Consecuentemente, estos activos tienen un riesgo más bajo, como los bonos verdes, los depósitos bancarios y las Letras del Tesoro.

Tipos de carteras de inversión

Hay varias formas de clasificar una cartera de valores:

Según el riesgo

  • Cartera de valores conservadora: más del 70 % de la cartera son activos de renta fija. Por ende, los activos de renta variable no llegan al 30 %.
  • Cartera de valores moderada: el inversor asume más riesgo que en una cartera de valores conservadora, pero puede obtener una mayor rentabilidad. Hasta un 60 % de los activos son de renta variable, por lo que no más del 40 % son de renta fija.
  • Cartera de valores agresiva: es la más arriesgada porque hasta el 85 % de los activos son de renta variable, mientras que los de renta fija no superan el 15 %.

En otras palabras, hay una cartera de inversión para cada tipo de inversor: inversor conservador, inversor moderado e inversor agresivo.

Según la estrategia de inversión

  • Cartera de crecimiento: este tipo de cartera de inversión se compone de activos con alto potencial de crecimiento, por ejemplo, de acciones de empresas de alto componente innovador y tecnológico. La rentabilidad puede ser muy elevada, pero también tiene un alto riesgo.
  • Cartera de ingresos pasivos: formada por activos que generan ingresos de forma regular, como los Bonos del Estado o acciones de empresas que reparten dividendos periódicamente.
  • Cartera de activos infravalorados: el inversor trata de encontrar activos cuyo valor de mercado se sitúe por debajo de su valor real y espera que se revaloricen. Esto se conoce como value investing y puede pasar cuando una empresa pasa por una mala situación económica y sus acciones bajan.

¿Por qué crear una cartera de inversión?

Uno de los motivos principales para crear una cartera de inversión es la diversificación. Diversificar es invertir en activos financieros con diferente rentabilidad, riesgo y liquidez, o de varias industrias o áreas geográficas. De esta forma, el inversor reduce el riesgo total de su cartera, ya que es menos probable que 20 inversiones no salgan como esperaba a que lo haga una sola inversión. Por esta razón, no destines todo tu capital a un solo activo, reparte tus ahorros entre varios productos financieros.

El número de inversiones con las que diversificar tu cartera de inversión depende de tu capital y del tipo de activos que elijas. También es importante diversificar la cartera de inversión de manera que los activos no estén correlacionados entre sí.

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¿Cómo crear una cartera de inversión?

Para crear una cartera de valores debes tener en cuenta tu perfil de inversor y tus objetivos de inversión. Cuanto más ambiciosos sean, más rentabilidad intentarás conseguir. No obstante, hay que ser realistas y establecer unas metas que no sean imposibles de cumplir. Hazte la siguiente pregunta: ¿qué rentabilidad quiero obtener y qué riesgo estoy dispuesto a asumir? Una vez tengas la respuesta, ten en cuenta los siguientes puntos:

Ahorro

En primer lugar, debes disponer de recursos suficientes. Puede parecer muy obvio, pero recuerda que no podrás utilizar el dinero que inviertas hasta el plazo de vencimiento (aunque depende de la liquidez del activo).

Es fundamental ser consciente de que, en caso de necesidad, puede que no puedas utilizar esos fondos. Así pues, antes de empezar a invertir, es importante contar con un fondo de emergencia para poder pagar cualquier gasto imprevisto.

Liquidez

La liquidez es la facilidad con la que un activo puede convertirse en dinero. Por lo general, a menor liquidez, más rentabilidad puede conseguir el inversor. Por tanto, si puedes prescindir del capital invertido, puedes optar por productos financieros que sean menos líquidos y puedan darte una rentabilidad más alta.

Plazo de vencimiento

¿Cuánto tiempo estás dispuesto a renunciar a tus ahorros? Si estás pensando en crear una cartera de inversión, no olvides hacerte esa pregunta. Para responderla, establece tus objetivos de inversión, y es que, no es lo mismo ahorrar para la jubilación que ahorrar para comprar una casa en dos años.

Desde un punto de vista financiero, es más recomendable establecer un horizonte temporal a largo plazo, ya que las carteras de valores suelen ser más rentables en el largo plazo, sobre todo si están diversificadas. También puedes combinar activos con diferentes vencimientos para diversificar mejor tu cartera de valores.

Gastos e impuestos

Presta atención a los gastos vinculados porque si no los tienes bajo control, puede que no logres la rentabilidad que esperabas. Algunos de estos costes son las comisiones de los brókeres o las comisiones de los fondos de inversión.

Hay varios tipos de comisiones que puedes tener en tu cartera de inversión, como las de operaciones de compraventa, de mantenimiento, de gestión, por cobro de dividendos, etc. Además, si contratas asesores profesionales, también tendrás que pagar sus honorarios.

Por último, no te olvides de la fiscalidad de tu cartera de valores. Tendrás que pagar impuestos por la rentabilidad obtenida, aunque hay algunos productos de inversión más ventajosos que otros desde el punto de vista fiscal (como los Unit Linked). En cualquier caso, tu rentabilidad final es la que obtienes después de pagar los gastos asociados y los impuestos por el beneficio obtenido.

La importancia de diversificar tu cartera de inversión

Como ya hemos mencionado, la diversificación es esencial para alcanzar tus metas financieras, pero debe hacerse de manera correcta para que sea efectiva. Para tener una cartera de valores diversificada, invierte en activos financieros que estén poco correlacionados entre sí. De esta manera, si hay una crisis, una recesión o un cisne negro, no reaccionarán igual.

Una cartera diversificada es aquella que combina activos de renta fija y variable, de diferentes áreas geográficas y sectores, e incluso denominados en más de una divisa. A modo de ejemplo, puedes invertir en bolsa y en un fondo cotizado y compensar su riesgo con un depósito a plazo fijo y una cuenta remunerada, ambos productos de ahorro de bajo riesgo.